Es el título de un libro que los hoteleros debemos devorar y mantener lo más cerca posible de nuestra cabecera. Autor: Luis Manuel Rivera García.
En el siglo pasado, nos quejábamos de que los (ahora) medios tradicionales eran los responsables de masificar la información, y que esta masificación siempre correspondía a una agenda ideológica o económica particular, y normalmente era de fácil digestión (por no decir frugal o efímera); tanto como la música que escuchábamos en México en los años setenta, que debía pasar por el gusto de Raúl Velasco y el ojo del Tigre de Televisa antes de que llegara a nuestros oídos. Para aprender cosas diferentes recurríamos al aula o a la literatura, a relacionarnos con extranjeros y sus culturas (que a los hoteleros se nos da bien) y tal vez, en ambientes más urbanos, lo complementábamos asistiendo a conferencias, o a conciertos alejados del statu quo, o leyendo revistas especializadas, en fin, profundizando en temas que correspondían a nuestros intereses.
El conocimiento de calidad, el que provocaba el crecimiento de la persona, era de unos pocos privilegiados, aquéllos que hacían un esfuerzo por encontrar y poner en práctica información valiosa para su propósito en la vida.
A diferencia de aquellos años, hoy aprendemos de un post en LinkedIn, de una opinión en Twitter, de una noticia en Facebook, de una conferencia en YouTube o en Streaming, o la lectura de un blog; todos estos recursos han democratizado el acceso a la información, y empobrecido masivamente la calidad de los contenidos a los que estamos expuestos.
Los medios digitales han otorgado la habilidad a miles de individuos mediocres, que hace pocos años hubieran pasado desapercibidos, de transmitir información masivamente, y en algunos casos hasta convertirse en líderes de opinión. También ha hecho posible que conozcamos el talento de personas que en otros tiempos hubieran sido desechados por las estructuras formales de la sociedad, y otros, que en cualquier época hubieran transmitido con la misma maestría sus ideas independientemente del medio. Por otro lado, los medios digitales han otorgado a millones de personas, la oportunidad de aprovechar o desechar el conocimiento valioso disponible, o apropiarse golosamente de basura intelectual, proveniente de la hecatombe de información que reciben todos los días.
¿Esta vorágine tecnológica informativa ha sido para bien o para mal?
Depende de cada uno.
¿Somos capaces de distinguir la calidad de la información que recibimos? ¿Cuestionamos la agenda, la ideología, la calidad moral o la preparación académica del emisor? ¿Tenemos intereses intelectuales bien definidos? ¿Mientras más nos adentramos en el conocimiento de un tema, más conscientes somos de nuestra ignorancia? ¿Queremos saber más porque es una exigencia derivada de nuestro propósito en la vida?
El reto de este siglo consiste en discernir entre montones de contenidos de calidad de más montones que no lo son, ya que desde la aparición de la imprenta hasta la proliferación del uso del internet hay algo que no ha cambiado:
El conocimiento de calidad, el que provoca el crecimiento de la persona, sigue siendo de unos pocos privilegiados, aquéllos que hacen un esfuerzo por encontrar y poner en práctica información valiosa para su propósito de vida.
Comencé este articulo con el nombre de uno de los libros de Luis Manuel, porque quería, en principio ofrecer una reseña; pretendía entrar en el detalle de algunos de sus conceptos; quería hacer algún resumen del indiscutible brillo de su contenido; pero también sentí que al hacerlo en dos cuartillas no honraría la riqueza de sus ideas.
Ojalá que ya tengan a la mano el libro “Las 5 Claves del Éxito de un Hotel”, listo para ser devorado y consultado, muy cerca de su cabecera.
Ya está a la venta en Amazon, serán los $314.00 mejor invertidos de la semana.
1 Comment
Sin duda alguna, el acceso a información no garantiza que los individuos estemos teniendo una alfabetización mediática (depurar lo que se dice, cómo se dice, en donde se dice, y quien lo dice), ni tampoco una alfabetización en información (en donde buscar y que es confiable o no, por ejemplo).
Y concuerdo, el acceso a contenidos de calidad y tener el pensamiento crítico y demás alfabetizaciones para depurarlos aún sigue siendo restringido, o bien, un asunto de unos pocos privilegiados.
En cuanto al libro, habrá que leerlo, establecer un diálogo con el autor, y tomar lo más enriquecedor. 👌🏻🤓