Jefes Manipuladores ¿Cómo identificarlos? Los asesinos de la autoestima.
PRIMERA DE TRES.
El viernes pasado me reuní con viejos amigos hoteleros; hacía mucho que no platicábamos, y, para aburrimiento de nuestras esposas, nuestra conversación rondó irremediablemente acerca de nuestras experiencias laborales. El más jovencito de nosotros tiene más de 40 años en la hotelería. ¡Imagínense la escena!
-“¡¿De a cómo fue tu mejor propina”?!
-“A mí me tocó atender al Sha de Irán y al Rey de España”.
-“Yo le llevé room service a Juan Gabriel…”.
-“Nos tocó vivir la época de oro de la hotelería, cuando los gerentes generales eran semidioses. Les daban sueldazos en dólares, uso casa, carro, bono y hasta recibían llamadas del dueño para felicitarlos, hoy ni eso”.
De repente, alguien soltó una pregunta que rompió la competencia de anecdotazos…y que dio origen a otras preguntas:
-“¿Cuál de todos sus jefes fue el más patán?” (para mantener la lectura en clasificación “A”, se omiten peyorativos realmente utilizados).
¿Cómo es un jefe patán? ¿Todavía existen esa calaña de lacras humanas que alguna vez pretendieron hacer de nuestra vida un continuo parto de sechium edule?
Después de algunos minutos de discusión y un par de rebosantes copas del inspirador fruto de la vid, coincidimos en que el común denominador de todos los jefes patanes que conocimos es que eran unos manipuladores.
-“¿Y todavía habrá de esos?” – alguno de nosotros preguntó, no sé si inocentemente, o para retarnos a hablar más del tema, y tal vez sacarnos algunas historias y algunos nombres, lo cual no sucedió (somos caballeros desmemoriados).
Finalmente, todos convenimos en que en el ambiente laboral hotelero -que es el que conocemos- es fácil encontrar todavía a uno que otro rufián de este tipo.
¿Y qué creen? Esta conversación me dio tela de dónde cortar para ofrecerles mi reflexión sobre este tema. Trataré de hacerlo en tres entregas, la primera parte (y que ahora leen, si es que han llegado hasta aquí) es para desenmascarar a los jefes manipuladores, la próxima será para describir los tipos de agresión y maltrato psicológico con los que éstos tipejos golpean a sus víctimas, y cerraré con una tercera entrega ofreciendo tips de cómo combatir a los jefes manipuladores y cómo evitarlos. Claro que no es material extraído sólo de mi ronco pecho, gran parte de lo que aquí mencionaré está sustentado en las investigaciones y experiencias del Dr. Walter Dresel, publicadas en su libro “Yo manipulo…¿y tú qué haces?” (Editorial Debolsillo, 2013), altamente recomendable (para más información visitar www.exitopersonal.org).
La manipulación es un proceso continuo de agresión activa o pasiva, mediante el cual, una persona que tiene una personalidad fuerte hace esfuerzos por dominar a otra persona más débil para que se cumpla su santa voluntad. Este acoso se da poco a poco y puede pasar desapercibido para la víctima, hasta que llega un momento dado en que su vida y la relación con su jefe, se hacen insufribles.
¿Cuál es el perfil del manipulador?
Dresel explica:
“Al manipulador no le importa, o no reconoce, el daño inferido en su víctima, como tampoco advierte que con una conducta diferente podría extraer de esa persona lo mejor, y no convertirle en un ser humano que no se expresa libremente y que no consigue ubicarse adecuadamente en el esquema de su empresa o de su trabajo” (pág. 45, op. cit.). Y agrega:
“Los manipuladores son personas que por distintos motivos no han podido alcanzar su madurez. Son incapaces de defender sus principios sin intentar pasar sobre los demás. Son justamente esos motivos los que los llevan a no poder desarrollar una adecuada tolerancia a la frustración, que no es otra cosa que admitir que no todos los proyectos, que no todos los sueños han de cumplirse a rajatabla y que es muy probable que cierta porción de ellos pueda, por distintas razones, quedar a la vera del camino (pág. 52, op. cit.).
El manipulador es una persona que ha acumulado fracasos personales, frustración y situaciones adversas que le hacen actuar siempre con resentimiento hacia todos quienes le rodean agrediéndoles de manera inexorable.
La agresión puede ser activa o pasiva. El maltrato psicológico lo hace de diferentes maneras, por ejemplo, mostrando desinterés por el individuo que victimiza, la persecución sistemática, la agresión continua, la agresión en los afectos, etc. De todo ello hablaremos en la próxima entrega.
Ojalá que este artículo les ayude a identificar a los jefes manipuladores… asesinos de la autoestima.