Por Felipe Ríos.
Tal vez por eso sea tan difícil aceptar como cierta la siguiente aseveración: La hotelería en México transita en un ambiente inhóspito.
El mundo, la vida misma no se explica sin paradojas y ésta no es la excepción.
¿Qué mexicano no muestra orgulloso al visitante nuestro Mundo Cuervo? ¿Por cuántos años no presumiré las vacaciones en las que entré con mi familia al Palacio de las Bellas Artes –completamente gratis- a disfrutar una experiencia musical irrepetible y memorable que se grabó a través de todos nuestros sentidos para toda la vida? ¿Y Santa Lucía y El Parque Fundidora en Monterrey? ¿Y el centro histórico de Querétaro?... El Mesón de la Abundancia en Real de 14, el Mar de Cortez, Chichén, Tulúm, Cozumel y sus arrecifes, Bacalar, la Barranca del Cobre ¡Creel!… Las mariposas monarca, ballenas, manatíes, flamingos … ¡Los jumiles! ¡El pulque y el mezcal! ¡Moles! ¡Comer mariscos en Ciudad del Carmen! Ir al teatro y visitar museos en el DF. ¡La Guelaguetza!. Un maestro en la Escuela Panamericana (de hotelería) a principios de los ochentas nos decía que “México sólo con Teotihuacán tiene para ser una potencia turística” (el profe era Chileno y a la sazón había viajado por medio mundo).
Por otro lado ¿Por qué cada vez nos cuesta más trabajo sentirnos orgullosos de nuestros mares? (contaminados). ¿De nuestra cultura prehispánica (abandonada-marginada) y nuestra cultura colonial? (grafiteada-orinada). ¿De nuestra fauna y flora (en extinción)? ¿De nuestros bosques? (talados). De nuestras ciudades universales (secuestradas). Y ¿De nuestras familias? (invitadas insistentemente por diversos medios a perder los valores que nos identifican): ¡Pobres Garibaldi y Zona Rosa!: Ya no los queremos presumir. ¿Quién afanosamente intenta matar a Oaxaca y a Acapulco? Estoy seguro que no sucederá. Oaxaca es eterna. Acapulco es la cuna de la hospitalidad mexicana. ¡Oaxaqueños y Acapulqueños son más grandes que Masiosare! (quien quiera que sea).
Pero, ¿Qué le duele a México? Hagamos un ejercicio.
De los siguientes problemas, enumera aquéllos que NO EXISTEN en México, los que NO AFECTEN al país, al turismo o a nuestra hotelería:
Informalidad. Improvisación. Evasión. Simulación. Corrupción. Impunidad. Cacicazgo. Inconciencia. Leyes restrictivas. Ignorancia. Desvinculación. Desorganización. Desinformación. Burocracia parásita. Sindicatos perversos. Pugnas políticas. Pobreza. Discriminación. Intereses creados. Terrorismo fiscal. Falta de planeación. Falta de un Proyecto de Nación. Injusticia (o justicia selectiva). Etcétera.
¿Hasta qué número llegaste?
Nuestra industria sufre porque vivimos en un entorno contrario a nuestra naturaleza.
Los hoteleros en México tenemos la opción de navegar con la corriente, podemos inclusive pescar en río revuelto, o simplemente, hacer todo nuestro mejor esfuerzo para que este mundo no sea un mundo peor. Pero también tenemos la alternativa de luchar desde nuestras trincheras.
Todos estamos convencidos de que la educación es un pilar fundamental para resolver muchos de nuestros problemas. ¿Y si fuera cierto que la gravedad de nuestros problemas es proporcional a la falta de educación? ¿A quién culparíamos de nuestra situación? A los de siempre. A los demás (y a los demás de los demás): a los papás de los demás, a los amigos de sus hijos, a los maestros de la profesora, al gobierno (del partido contrario) y sus políticos (de cualquier partido), a los países capitalistas y a los comunistas, a los padrecitos, a las madrecitas, a los hermanitos, al Dalai Lama, a los Boy Scouts, al entorno. Siempre encontramos culpables y difícilmente asumimos nuestra propia responsabilidad.
Esta bitácora en línea (blog Hotelería Mexicana) pretende ser un punto de encuentro de aquéllos que creen que nuestro país puede ser mejor a través de la educación y quieren hacer algo por ello, haciéndolo con un enfoque concreto a la educación hotelera. Un medio para compartir conocimiento, para educarnos y educar, un medio para facilitar nuestra búsqueda de un entorno más justo en donde cada uno de nosotros estamos (nuestra familia-nuestro trabajo), asumiendo nuestra propia responsabilidad:
Porque necesitamos que la Hotelería Mexicana viva en el país de la hospitalidad.