El turismo sólo es posible en la paz.
V.I.C.A. es un acrónimo que comenzó a ganar popularidad desde principios de los años noventa para describir a un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo.
El análisis V.I.C.A. se adjudica al futurólogo Jamais Cascio, quien ha dicho en conferencias recientes que explicar el mundo bajo el modelo V.I.C.A. es insuficiente, y propone un nuevo paradigma que denomina F.A.N.I. (2018), concepto que muy seguramente utilizarán académicos del mundo para describirnos como sociedad en los próximos lustros.
Cascio afirma que F.A.N.I. “da nombre al pavor que nos atormenta a muchos de nosotros en este momento”.
F.A.N.I.
Sin embargo, no podemos ser pesimistas. Serlo nos condena al suicidio, como lo dijo la científica social noruega Evelin Lindner: “EL PESIMISMO ES UN LUJO PROPIO DE LOS BUENOS TIEMPOS… PERO EN TIEMPOS DIFÍCILES, EL PESIMISMO ES UNA SENTENCIA DE MUERTE AUTOINDUCIDA”.
Estoy de acuerdo con Cascio en que “hallar respuestas exitosas a los problemas del mundo es posible a pesar de todo, y concentrarse sólo en los resultados negativos puede cegarnos a las diversas posibilidades de éxito”.
¿Puede ser el turismo el gran generador de riqueza en un mundo frágil, habitado por la angustia, cuyos fenómenos sociales son impredecibles e incomprensibles?
El político y columnista mexicano Javier Treviño, plantea cómo las empresas en México deben reaccionar a estas realidades, y dice que “el marco F.A.N.I. ofrece una lente a través de la cual podríamos ver y comprender lo que está sucediendo en nuestro país. Al menos a nivel superficial, los componentes del acrónimo podrían incluso insinuar oportunidades de respuesta: la fragilidad podría enfrentarse con la resiliencia; la ansiedad puede ser aliviada con la acción; la no linealidad necesitaría flexibilidad; la incomprensibilidad pide a gritos datos e intuición”.
Las empresas son conglomerados humanos y las personas debemos reaccionar desde nuestra individualidad. En mi opinión la sociedad es frágil porque hemos debilitado a la célula más importante del sistema, que es la familia. Porque creemos que podemos inventarnos culturas e ideologías que le han quedado chicas al tamaño de nuestra naturaleza humana. Sí, debemos ser resilientes, pero busquemos quedar mejor parados de lo que estábamos antes de caernos. Tenemos ansiedad porque no tenemos de qué aferrarnos, porque hemos perdido nuestro sentido de trascendencia. Sí, la acción nos despabilará, pero la acción sin intención es en vano. Sentimos que los fenómenos del mundo moderno son no lineales porque estamos confundidos, pero la flexibilidad con intuición y datos objetivos nos pueden ayudar a reconocer los hechos y sus consecuencias. El mundo es incomprensible, sí, pero virtudes como el optimismo (capacidad de ver lo mejor, más allá de las dificultades) y la sabiduría (virtud intelectual) serán útiles para entenderlo y mejorarlo.
Te invitaría a creer que tenemos frente a nosotros el futuro más rico y brillante en la historia de la humanidad; pero prefiero invitarte a construirlo, a ponerte en acción. Porque, aunque creer con optimismo es sólo el principio, ser y hacer son necesarios para lograr.
Amigo turistero, colega hotelero, amigo lector:
Deseo que la paz reine en sus corazones, en su familia, en su comunidad y en su país, porque…
El turismo sólo es posible en la paz.
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Hoy tenemos ante nosotros un gran reto para lograr mantener el turismo como una actividad social y comercial que genera muchos empleos y bienestar en el mundo, siendo Mèxico un paìs con espìritu turisco nato y donde la cultura del servicio nos permite competir con los mejores destinos turìsticos del mundo.
Necesitamos seguir generando el deseo de servir a nuestros visitantes para que ellos con una gran y grata experiencia nos recomienden siempre y lograr seguir incrementando el deseo de visitar todos los lugares turìsticos que ofrece nuestra diversidad de atractivos.