Por Felipe Ríos.
Cada hotel, en cada rincón del mundo, sufre los efectos de la pandemia con sus propios síntomas y factores muy particulares, por lo que es imposible recetar la misma solución para todos; sin embargo, sí es posible ayudarlos a interpretar estudios como los realizados por McKinsey y Ernst and Young (EY), con el fin de descubrir indicios en los cambios en el comportamiento de los consumidores, y darles luz acerca de cómo reincorporarse más rápido al camino de las ganancias en sus hoteles; y eso es lo que pretendemos hacer a través del presente artículo.
McKinsey publicó el 26 de octubre pasado los resultados acerca de la confianza y comportamiento del consumidor de 45 países, incluyendo México, y su efecto posterior a la pandemia.
ver resultados publicados por McKinsey
Haremos ahora un breve análisis de los patrones de consumo después del COVID-19 descritos en el estudio “Future Consumer Index” de EY, cuyos resultados identifican cinco nuevos segmentos de consumidores que surgirán más allá de la pandemia:
ver estudio Future Consumer IndexEstos estudios nos dan luz acerca de cómo está afectando el COVID-19 los hábitos de consumo, qué traumas dejará en la sociedad y como consecuencia, qué actitud tendrán los consumidores cuando la pandemia haya terminado. He aquí nuestras conclusiones:
Durante la pandemia, sólo el 2% de la población mundial dice que sus hábitos de compra no cambiarán. Hay una oportunidad para capturar a los clientes que por costumbre compraban con nuestra competencia, esto puede significar que el 98% de los posibles compradores que no nos compraban, ahora podrían estar interesados en nuestros productos. Reforzando el punto con el hecho de que, durante la pandemia, la mayoría de los consumidores experimentaron con otras marcas y otros canales.
Las marcas que han invertido por años en programas de lealtad, tendrán ventaja, ya que cuentan con las bases de datos para pedir a sus clientes que “regresen al redil”. La oportunidad para hoteles que no tienen esa fortaleza, está en promover y explotar su poder local, mostrando el beneficio y riqueza social que su existencia produce a la comunidad.
Otra oportunidad está en perfeccionar los canales digitales propios, ofreciendo una mejor expectativa de la experiencia, flexibilidad, seguridad e higiene de manera directa a posibles huéspedes.
El turismo no es un artículo de primera necesidad y solamente el 38% de los consumidores del mundo saldrá a gastar como nunca, en un “regreso con explosión”, el 29 % comprará bienes suntuarios de manera excepcional y el 11% será proclive a comprar bienes de lujo aún pagando un precio premium. Al respecto del turismo nacional, el 88% de los mexicanos entrevistados planean reducir sus gastos de viaje.
El hotelero con poca habilidad para manejar esta información o en situación financiera delicada, tendrá la tentación de bajar precios, lo cual seguramente será un error, pero se sentirá sin opciones y será "la salida fácil por la puerta falsa". Por otro lado el hotelero hábil y con margen de maniobra, se enfocará en afinar sus criterios de segmentación de mercado, estrategia de precios y propuesta de valor. El primer paso es reconocer con humildad (objetivamente los pies en el suelo) si se cuenta con la habilidad y con el margen de acción para no tomar riesgos innecesarios. En estas circunstancias, será apremiante el uso de tecnologías digitales, sistemas de relación con clientes (CRM), y la capacidad de interactuar con el mercado meta (marketing digital).
Esta es una mala noticia para hoteles de negocios y hoteles especializados en grupos y convenciones. Tendrán que reinventarse buscando nuevos segmentos o inclusive desarrollar nichos de mercado.
Es el momento de reconocer que los hoteleros mexicanos necesitamos dar y recibir apoyo de todos los actores involucrados en el turismo. La colaboración y las alianzas estratégicas con otros hoteles dentro del mismo set competitivo o región, alianzas con otros prestadores de servicio como líneas aéreas, tour operadores, agencias de viajes, restaurantes, canales de distribución y asociaciones nacionales e internacionales.
Hay mercados dentro del territorio nacional que además de los cambios en los hábitos de los consumidores, deberán seguir lidiando con problemas graves como las pésimas carreteras, la inseguridad y el empobrecimiento de gran parte de la población; pasarán años antes de recuperar su valor previo al Covid si no se toman medidas conjuntas entre iniciativa privada y gobierno estatal y local (el Federal no ha demostrado voluntad para apoyar a la hotelería mexicana).
Para mejorar su capacidad de recuperación y resistir cualquier disrupción que venga en el futuro, la hotelería debe enfrentar la realidad después del COVID diferenciándose a través de adoptar rápidamente tecnologías digitales relevantes, como inteligencia artificial, optimización del uso de “big data”, uso de CRM, y la mejora de la experiencia general del cliente. Aparte del comercio electrónico, muchos otros servicios digitales y sin contacto ("contactless technology") están recibiendo respuestas positivas de los consumidores.
Es un buen momento para que las marcas de viajes se aventuren en experiencias de realidad virtual y mantengan el interés de los consumidores. Con todo el tiempo que las personas pasan en casa, seguramente se habrán entusiasmado por vivir nuevas experiencias en el mundo de la realidad virtual.
Finalmente, estos estudios nos abren los ojos a la expectativa del turismo receptivo. Según el estudio de McKinsey, China y la India son los países más optimistas en todos los aspectos analizados; sin embargo, los cambios de hábitos, la lejanía y el poco interés turístico de estos países hacia México no será significativo para nuestro país.
Los esfuerzos promocionales de corto plazo deben enfocarse a los segmentos y mercados geográficos productores previos a la pandemia. La razón es que la conectividad se reactivará más rápido con los mercados que funcionaban antes del Covid, y que en esos mercados ya existe una dinámica propicia de generación de negocio.
El cambio en el comportamiento del consumidor durante la pandemia durará mucho más allá de esta crisis. Los consumidores siguen cambiando sus perspectivas de lo que valoran, de cómo viajan, viven y trabajan.
La dirección hotelera debe estar preparada para estos cambios bestiales y adaptarse rápidamente si quieren sobrevivir a la gran perturbación que trajo consigo la pandemia.