Consejos de Administración… transformación digital
Y lo inimaginable…
Hace unas semanas participé en el Programa para Presidentes y miembros de Consejos de Administración en el IPADE, en el que se enfatizó la necesidad que tienen las empresas de crear fortalezas tecnológicas y transformarse. Se evidenciaron empresas de todo tipo y tamaño que perdieron o ganaron mercado en la medida en que tuvieron la habilidad de adoptar nuevas tecnologías.
Este programa, que se ofrece a Consejeros y a miembros de Consejos de Administración de todo México, me dio la oportunidad de actualizarme y compartir experiencias con los empresarios más experimentados de todo México.
Son dos reflexiones derivadas de este programa que quiero compartir con mis colegas hoteleros el día de hoy.
La primera. Importancia de los Consejos.
El propietario de un hotel, como empresario, necesita expandir su capacidad para tomar decisiones estratégicas acertadas a través de la experiencia de otros que lo complementen, y lo ideal es hacerlo formalizando un Consejo de Administración o un Consejo Consultivo. Siempre será una buena inversión tener Consejeros con la capacidad de analizar el desempeño del negocio hotelero con una visión especializada ajena al día a día de la operación, y desde una perspectiva de las dimensiones externas que afectan a la empresa, y que son imperceptibles desde adentro de ésta.
Un buen Consejo de Administración le dará tranquilidad al propietario (y a sus socios), no sólo porque habrá hecho lo necesario para gobernar su negocio, con todo lo que esto representa (normas, principios, estructura, etc.) sino porque tendrá bases sólidas para planear el futuro y permanencia de su empresa en el mercado, aún si él llegara a faltar (Dios no lo quiera).
Uno de mis mejores amigos es dueño de un par de hoteles, y tengo más de 25 años recomendándole que forme un Consejo: “al principio puede ser un grupo de amigos con experiencia en diferentes disciplinas que te ayuden a analizar el desempeño operativo, financiero y fiscal de tus negocios, no necesariamente un Consejo” -le he dicho-. Hace 25 años era un cuarentón fuerte y de mente brillante, que había construido sus hoteles a puro riñón, el día de hoy sigue siendo brillante, pero, “no es lo mismo los tres Mosqueteros que 25 años después” y a estas alturas de su vida ya debería tener clara la ruta del destino de su patrimonio. La conformación del Gobierno Corporativo le brindaría mayor certeza de cuál será el futuro de sus negocios, y le permitiría, además, alejarse un poco de las nimiedades del día a día de la operación, esas que a veces, no le permiten tener una visión amplia y de conjunto de la industria, así como de sus oportunidades y sus desafíos particulares en el largo plazo.
La segunda. La Transformación Digital.
La mayoría de las empresas en México tienen una estructura tradicional, aún las más industrializadas se encuentran ante la encrucijada de, (a) continuar por el mundo que conocen, y probablemente ser desplazadas por la competencia, o (b) ir por el camino de una transformación tecnológica, primordialmente digital, y al tomar este camino nuevo, desconocido e incierto, probablemente morir en el intento.
Tradicionalmente, los Consejos los conforman profesionistas con experiencia y que saben mucho de procesos operativos, administrativos y contables, expertos en finanzas, en derecho mercantil o laboral y fiscalistas; pero es muy raro que dentro de sus miembros haya expertos en transformación tecnológica o digital ¿Por qué? –Simple: son muy escasos los expertos en esas áreas que tengan la madurez, la experiencia, o el interés de ser Consejeros. La evolución tecnológica ha sido exponencial y se abrió en unos pocos lustros una gran brecha generacional, no sólo entre los empresarios tradicionales (formales) y los jóvenes nativos digitales (mal peinados, mal vestidos, mal sentados y que hablan raro); sino también entre los complejos procesos de producción característicos del siglo pasado, y la agilidad requerida en un mercado globalizado que evoluciona y exige actualizarse todos los días.
La hotelería se cuece aparte del resto de las industrias; la pauta en tecnología la imponen las áreas tecnológicas de las grandes marcas (IHG, Marriot, Hilton, etc.), que investigan tendencias, desarrollan nuevas tecnologías y poco a poco -muy lentamente- las van implementando, van creando tendencias y hacen que el resto de la industria las siga. Su lentitud se genera precisamente por su incapacidad de trabajar colaborativamente con los colectivos que están generando la transformación tecnológica en el mundo, pero de eso ya hablaremos en otra ocasión.
Grandes cambios han enfrentado los hoteleros a lo largo de la historia; por ejemplo, algunos hoteles desaparecieron del mapa cuando el ferrocarril dejó de ser el medio común de trasladarse entre ciudad y ciudad. Era difícil cambiar el hotel de lugar, pero probablemente, visualizar el futuro le permitió a algún propietario de hotel deshacerse de su inmueble a tiempo y reinvertir construyendo un nuevo hotel en alguna carretera interestatal o cerca de algún aeropuerto, o simplemente dedicarse a otra cosa.
¿Hay cambios que afectarán a los hoteles en el futuro? Analicemos sólo uno de ellos:
Según reporte de McKinsey (junio 2022 “value creation in the metaverse”), en el año 2022 se han invertido 120 BILLONES de dólares en el desarrollo del Metaverso. Para el año 2030, el mundo digital que conocemos se habrá transformado irremediablemente.
¿Esto es bueno o es malo para la hotelería? ¿Cuál es la actitud de la industria hotelera ante estos cambios inminentes? Con lo lento que se mueve la industria ¿Estamos preparados para este cambio?
Optimistas digitales dirán que se abre un mundo de oportunidades, en un infinito mar azul, pesimistas futurólogos dirán que ahora sí, es el fin del turismo (que la boca se les haga chicharrón). En mi opinión caminaremos subiendo por la arista de peligrosas montañas, en las que nuestro éxito dependerá de no detenernos, de mantener el equilibrio, de confiar en quienes caminan asegurados de nosotros, administrando el oxígeno, siempre escaso en las alturas.
Quienes servimos en algún Consejo de Administración tenemos la responsabilidad ineludible de que -aun no siendo expertos- estudiemos cómo las tendencias tecnológicas afectarán a nuestra industria. Qué es lo que existe en el mundo, quiénes son los principales actores y cómo interactúan entre ellos, cómo evolucionará el mercado y en pocas palabras:
Imaginarse lo que existirá, porque existirá lo inimaginable.