¡Felicidades Católicos de la Hotelería!
12 de diciembre, día de la Santísima Virgen de Guadalupe, “nican mopohva” (náhuatl: “aquí se narra”).
He trabajado y recorrido hoteles por todo lo ancho y largo de México, no recuerdo alguno de ellos, sin importar ubicación, tamaño, o marca, en el que no encuentre la imagen de la Virgen de Guadalupe, muestra innegable de la devoción y la fe de nuestro pueblo.
Ya sea en el acceso principal de colaboradores, en el taller de mantenimiento, en la oficina de ama de llaves, o en la del chef, con flores naturales y de plástico, luces tricolores y veladoras, Nuestra Señora siempre está presente.
Más de 90 millones de mexicanos nos declaramos católicos. Somos más del 80% de la población. La mayoría de nuestros colaboradores en los hoteles en México son católicos y así lo constatamos con su activa participación en misas de acción de gracias, peregrinaciones, pastorelas, rosarios a la Virgen, Posadas Navideñas, decoración con nacimientos, tamalizas, rosca de reyes, entre otras actividades, a veces más que memorables, que reflejan nuestra identidad cultural.
Blaise Pascal, científico del siglo XVII, hizo grandes aportaciones al campo de las ciencias, pero también al de la filosofía. En su libro “Pensamientos” describe los tres niveles de pensamiento que reflejan la búsqueda permanente del ser humano hacia la perfección: lo carnal (o físico), lo racional (o la ciencia) y lo espiritual.
El pensamiento de Pascal me permite analizar de una manera diferente, la naturaleza de nuestro negocio hotelero y de quienes servimos en él:
La hotelería se sustenta y evoluciona tras la búsqueda permanente de la belleza física, el confort, y la entrega de satisfactores primarios, como dormir, reposar, comer o beber, de manera sublime. Las cosas bellas.
Por otro lado, la aplicación de las ciencias y la razón nos ha llevado a perfeccionar en nuestros hoteles las finanzas, la eficiencia de ingresos, el liderazgo, el análisis de operaciones, los cálculos de consumo, los procesos, los tiempos y movimientos, etc. Las cosas bien hechas.
¿Y qué podemos decir de lo espiritual?
Los hoteleros mexicanos somos reconocidos por nuestra vocación de servicio, y a mí, no me cabe la menor duda que nuestra capacidad de servir se nos da por el apego a los valores espirituales heredados de nuestros padres y nuestros abuelos, entre otros, la certeza de nuestra trascendencia hacia una dimensión de amor absoluto; y en la práctica diaria, el más importante, es el ejemplo de una Madre amorosa, en quien confiamos porque siempre está con nosotros. Las cosas bellas, bien hechas, hechas con amor.
¡Felicidades Católicos de la Hotelería!
1 Comment
Como católico, como mexicano, como hotelero… pero principalmente como «huésped profesional» valoro mucho tu escrito. ¡Muchas gracias! ¡Es muy cierto!