El mito fabuloso del Ave Fénix no se trata de un ave que tiene capacidad de renacer sólo a partir de consumirse en el fuego, sino de la capacidad del ser humano de crear a pesar de todo y a partir de cualquier cosa. Ningún mito, ninguna fábula tienen sentido si no se refieren a la actitud del hombre frente a la vida.

No pudieron elegir un nombre mejor para el Hotel Fénix de Guadalajara. Ya comienzan a distinguirse sus alas, con un nuevo y brillante plumaje dentro de la furia crepitante del fuego purificador, alas prontas para tomar el vuelo.

Hace algunas semanas escribí en este blog mi experiencia antes de comenzar la administración del Hotel Fénix. Aquélla entrada la concluí con el relato de los 10 minuto previos a tomarlo en operación. En mi reseña daba cuenta de cómo Carlos y yo recibimos el hotel, sin mayores recursos que nuestras manos, nuestras ideas, y el talento de los hoteleros que parecía estarnos esperando: Oscar, Lupita, Mario, entre otros (sólo por mencionar al Comité Ejecutivo).

El Hotel Fénix para mi y mi equipo ha sido la oportunidad de desarrollar nuestras ideas sin las ataduras de lo convencional, sin la opresión de una marca hotelera, es vivir nuestra libertad como profesionales de la hotelería, es gozar la locura de servir como hotelero. Así lo hemos hecho hasta ahora, pero estamos muy lejos de alcanzar nuestra meta.

Al tomar el hotel, de entrada, tomamos medidas casi por impulso:

Nuestra primera actividad (justo en el minuto uno) fue quitar las banderas de la fachada y embodegar un destartalado sillón del lobby.

Aprovechamos nuestro excelente desayuno buffet mexicano ¡el mejor del centro de Guadalajara! y decidimos darlo gratis a todos los huéspedes individuales.

Y ¡bienvenidos los animales! Nos convertimos en hotel amigable con la familia animal (los gringos le dicen “pet friendly”). Cuando se lo comenté a un amigo hotelero de Guadalajara me puso la cara de “pirrurris” y me preguntó: “¿Perros en los cuartos?”. “Perros, gatos, ratones, boas o tarántulas… ¡Bienvenidos los descendientes de Olga Breeskin y de Don Facundo!”. Respondí.

Hemos hecho desde el principio gran énfasis en un servicio de “concierge” de hotel de lujo.

Gracias a los propietarios del hotel y con los flujos del propio negocio hemos hecho importantes inversiones: todas las camas, ropa de cama y baño, cortinas, pasillos de 4 pisos, lobby bar, elevadores, han sido algunas de las mejoras convencionales que hemos hecho. Afortunadamente el hotel está muy bien de “tripas” por lo que nos enfocamos a mejorar el confort de los huéspedes y el aspecto estético de algunas áreas.

El siguiente paso será la remodelación del restaurante, de salones, del piso 12 y la fachada del hotel, un gimnasio sería deseable, pero sabe Dios si nos alcance el dinero. Todo debe quedar concluido antes de nuestro aniversario 107 (enero 2019).

El Hotel Fénix fue el mejor hotel de Guadalajara por décadas, su excelencia fue ejemplar hasta finales del siglo pasado. Fue el hotel de los artistas, los políticos y la sociedad tapatía; famoso por su gastronomía, por su ambiente bohemio y por sus baños públicos (vapor, sauna, turco). Aún conservamos impecables en nuestras habitaciones, los muebles diseñados por el famoso artista colimense Alejandro Rangel Hidalgo.

Pero. ¿Cómo aprovechar esa tradición artística y social que aún emana de sus propios muros? ¿Cómo atraer y satisfacer a una nueva generación de huéspedes a nuestro hotel? ¿Cómo mejorarlo consistentemente como producto hotelero y en sus resultados financieros?

“¡Pensar afuera del cuadro!”, “¡Ser creativos!”, “¡Usar la imaginación!” … ¡¿Cuántas de estas frases con el tiempo se convierten en verdaderas pamplinas!?

Porque volar es imposible, algo propio de idiotas, y es mejor quedarse en el suelo guardando la cordura.

FIN DE LA PRIMERA PARTE.

… CONTINUARÁ…