Por Felipe Ríos.
Hace muchos años, allá por finales de los sesentas caminaba de la mano de mi padre por la plaza de Santo Domingo en el centro de la ciudad de México; en sus portales los escribanos practicaban la noble labor de escribir a máquina todo lo que sus clientes quisieran, desde cartas de amor o testamentos, hasta tramites gubernamentales; pero también era un lugar en donde se podía comprar un título profesional u obtener un pasaporte en unos minutos, por unos cuantos pesos…
Años después (ya en este siglo) regresé a ese mismo lugar, aún quedaban algunos escribanos, no sé si ya desaparecieron, pero nunca he sabido que ellos se hayan quejado de la pérdida de su negocio por culpa de la modernidad (escribanos vs Gates), y esas cosas del chamuco, como lo hacen ahora los taxistas (vs Uber). Lo que aún sobrevivía y continuaba en pleno apogeo era el negocio de titulaciones profesionales y fabricación de documentos oficiales “al instante”, incluyendo recetas médicas controladas firmadas por prestigiados doctores y hasta podías sacar tu IFE. Hace mucho que no voy a la plaza de Santo Domingo y no sé si esa “Expo-Corrupción” aún exista; pero me consta que por lo menos tres generaciones de mexicanos estuvimos familiarizados con este lugar y estas prácticas y que por años las autoridades nunca hicieron nada para evitarlas.
Al margen de lo normal o no de la corrupción, en el contexto de hace 25 años ¿Qué tan fácil era de detectar que una tesis no tuviera suficientes comillas ni referencias del autor en algunos de sus párrafos? Nada fácil.
Hace 25 años no existía la tecnología que hoy tenemos al alcance para rastrear párrafos y hasta frases de textos. No era fácil hace 25 años para los sinodales o el asesor de tesis detectar este tipo de anomalías.
¿Quién de mis dos leales seguidores de éste blog tenía una laptop o una PC con conexión a internet en 1991? Cuando vivíamos la súper-efímera época de los acetatos, las diapositivas y la Xerox.
Hoy Word te organiza las referencias bibliográficas en 12 diferentes normas mundiales, comenzando por el estilo de la APA (American Psychology Association), que es actualmente el estilo de citar más usual. La versión de APA que nos tocaba respetar en aquél entonces era la editada en 1983 (la primera edición fue de 1974 según San Google) y tenía uno que confiarse de copias Xerox de versiones en inglés o de algún ejemplar encontrado en alguna biblioteca. En verdad les digo que no citar correctamente en aquél entonces era común, todo era a mano, no había “copy-paste” ni “rincón del vago”. Por eso estoy de acuerdo en que la noticia no pasa de chocarrera, anecdótica y ofrecida al mercado por gente de mala crianza.
Lo que la periodista hizo no tiene gracia ni talento, sólo requiere un poco tiempo, algo de financiamiento y ganas de perjudicar.
Hablando de ella, ya se fue con todo en contra de los Legionarios, no en contra de Marcial Maciel en específico ¿No querrá ahora echarse en contra del Opus Dei buscando pecados en donde no los hay? Y ¿Qué gana con ello?
Regresando a la noticia.
¡Pero se trata del Presidente! Gimen los ofendidos… No es cierto. Se trata de un estudiante de leyes que se graduó hace 25 años.
¡Qué le quiten el título! Exigen los agraviados. ¿Por qué no mejor nos informarnos acerca de qué ley, reglamento o norma pública o privada contempla las acciones para tatar este tipo de casos? ¿Por qué no exigimos que se cumpla la ley en lugar de gritar ¡Apedréenlo! ¡Apedréenlo!? ¿Existe tal ley o reglamento? ¿Existía en el momento del agravio? ¿Qué sanciones contempla? ¿Prescribe? ¿Los agraviados serán tan puritanos como para exigir una auditoria de miles de tesis antes de actuar para que la ley se aplique con equidad?
Nuestro grito debe ser ¡Que se cumpla la ley! O mejor aún: ¡Cumplamos con la ley!
Pero ahora ya no es estudiante, ahora es ¡Presidente! Se racionaliza con una lógica apabullante. Sí. El presidente que legítimamente ganó las elecciones gracias a muchos de los que ahora se desgarran las vestiduras. Y qué: ¿Creen que con otro presidente estaríamos mejor?
No.
¿Por qué?
Porque a lo largo de los años, la clase política de nuestro país creó un complejo y súper efectivo sistema diseñado para ser ineficiente, es una máquina cuyos engranes funcionan perfectamente a favor de intereses particulares y gremiales. Musicalizada por una comparsa de periodistas mercenarios disfrazada de payasos (“el cuarto poder”).
Porque es un país que tolera gobernantes inexplicablemente millonarios que no tienen vocación de servicio y sólo responden a objetivos muy personales. Y porque así le conviene a todos los políticos de todos los partidos.
Porque en México no existe un proyecto de nación y cada seis años se comienza de cero.
Porque como consecuencia de la alternancia política, nuestros burócratas llegan al poder con menos experiencia, más improvisados, más estúpidos y más voraces.
Porque la corrupción es un negocio millonario y sus poderosos empresarios luchan todos los días para que sea un negocio sustentable, igual bloqueando carreteras que negociando territorios con el crimen organizado. Las más de las veces perjudicando al turismo –por cierto-.
Porque por generaciones nos acostumbramos a ver la corrupción como algo normal, porque todos la promovemos; porque todos los mexicanos hemos caído en ella alguna, o muchas veces en la vida.
No creo que debamos quedarnos con los brazos cruzados. Tampoco me siento capaz de proponer una solución; pero creo que la burla y la sorna nos distraen y nos quitan el tiempo que podemos dedicar a ser más productivos.
No vuelvo hablar más del tema. La noticia no se merece nuestro tiempo que es mucho más valioso que leche agria derramada.
¿Por qué?… Por eso.
7 Comments
Totalmente de acuerdo. Muy buena reflexión.
¡Gracias Luis Manuel! La verdad es que es muy frustrante ser gente decente este país. ¡Saludos!
¡Gracias! ¡Nos vemos pronto!
¡Felicidades por el blog! Es cierto que es muy frustrante ser una persona decente en este país y más a al ver que el gobierno (en todos los niveles) reliza infinidad de atrocidades que terminan impunes. En cuanto al presidente no creo que sea el peor de todos, pero vivimos en una era moderna donde el ciudadano alza la voz a través de las redes sociales sin salir de casa y las noticias llegan a millones de personas de la misma manera.
¡Un fuerte abrazo y saludos!
Gracias Roberto… Seguimos en contacto y compartiendo conocimiento. ¡Saludos!
Buen punto de vista, Felicidases Felipe!
Gracias por leer mi blog Sr. Píster, espero escribir cosas interesantes y útiles. ¡Saludos!