Por Felipe Ríos.
A una de sus creaturas le causaba una gran paz y felicidad la primera canción, pero cuando la otra sonaba, justo cuando decía “Felipe fue desgraciado”, el pobre niño siempre terminaba con sollozos y profundos suspiros, mismos que podían enternecer al mismísimo Herodes.
¿Qué presagio guardaban estas melodías en el futuro de éste niño?
El crío se desarrolló sano, fuerte (gordito, digamos) y de los eclécticos gustos de su padre aprendió el valor de la tolerancia. ¿Cómo no? Paul McCartney, Antonio Aguilar, los Violines de Villafontana, Carlos Lico, Ray Coniff, Gardel, Canción Mixteca, Misis Robinson y Louis Armstrong ¡Eso sí que era diversidad y tolerancia! ¡Verdadera armonía con el universo! Su padre también le enseñó que para ser feliz necesitaba creer y confiar en los seres humanos.
Nunca se sabrá si para bien o para mal, pero el resultado fue un adulto tolerante que confiaba en la gente, es decir, un ser vulnerable, un ser al que todo el mundo tenía por tonto… El tonto de la colina.
El tonto de la colina era un viajero frecuente, un viajero frecuente tonto, tan tonto, tan tonto, que un día llegó tres horas antes de lo que él pensó era el último vuelo de una línea aérea de las que se anuncian como “baratas”, la ruta era de México a Guadalajara; pero no se dio cuenta de que había una salida a las 20:50 y otra a las 21:40 hrs. El suyo era el vuelo de las 20:50. El vuelo de las 21:40 por fin se anunció para salir a la media noche y el tonto de la colina lo abordó y ocupó el que pensó que era su asiento, cómodo, por cierto.
Estaba el avión a punto de cerrar la puerta cuando llegó un empleado de operaciones y le dijo a este tonto pasajero: “señor, (tonto) su vuelo salió hace 3 horas, éste vuelo, no es su vuelo, bájese por favor”.
El tonto de la colina checó su pase de abordar y se dio cuenta de que el empleado aéreo tenía la razón e imploró:
“Tiene razón inteligentísimo empleado de operaciones, soy un pasajero muy tonto, de hecho soy el tonto de la colina, pero hay lugares vacíos, déjeme ir en este vuelo, por favor, soy tan tonto, tan tonto, tan tonto, que soy fanático de su línea aérea, ¡sean leales conmigo, por favor!”. Y suplicó:
“¿No son capaces las líneas aéreas de vender comida chatarra y fayuca arriba del avión?, ¿No puede venderme un boleto aquí?, ¡Traiga su maquinita de cobrar! ¡Mire! ¡Hay muchos lugares vacíos! Y soy muy tonto, tan tonto tan tonto que puede cobrarme lo que quiera ¡Cóbreme los miles de pesos que me han cobrado cada vez que hago un cambio a mi itinerario! ¡No importa que nunca me reembolsen los miles de pesos que mi empresa ha pagado por mis cancelaciones de último minuto!”.
El empleado de operaciones viéndolo tan tonto le dijo: “corra a la sala y cómprese un boleto para éste mismo vuelo”, el pasajero tonto, tontamente preguntó “¿de veras me van a esperar? ¿No están a punto de cerrar la puerta?, no me querrá ver la cara de tonto ¿verdad?”
A lo que el empleado respondió “claro que no lo vamos a esperar, ¡BÁJESE YA! Que el vuelo saldrá más de tres horas tarde por culpa de usted” (¡Tonto! ¡Tontote! ¡Tontototote!).
El pasajero tonto le hizo ver nuevamente al empleado de operaciones todos los lugares vacíos, pero sobre todo, le hizo ver el mundo de terror y de desgracia al que se enfrentaría si no lo dejaban viajar en ese vuelo, también le dijo que era tan tonto, que cada vez que pudiera, evitaría viajar por ésa línea aérea. Fue cuando el tonto se convirtió además de tonto, en víctima del sadismo del empleado de este transporte barato de bajo costo, pero sobre todo de bajos instintos. Sin disimular su placer llevó al tonto de la colina afuera del avión; en el camino por el pasillo del avión, no dejó de regodearse mencionando al tonto que éste no era su vuelo (lo cual ya había quedado claro aún para el tonto del tonto de la colina), pero lo hizo de manera que todos los pasajeros lo escucharan; seguro quería dar una lección a los demás pasajeros para que en el futuro, no quisieran pasarse de tontos.
El tonto de la colina explicó su tontería al supervisor, quién sólo respondió “no se puede, buenas noches”.
Al tonto de la colina sólo le quedó pedirle al supervisor, que por favor (por favor y gracias son palabras que nunca faltan en la boca de los tontos) que no fuera sarcástico al desearle “buenas noches”, a lo que el supervisor respondió con sarcasmo: “no es sarcasmo es educación”.
Un Cuervo furioso revoloteaba ofreciendo sus alas al tonto de la colina, el tonto se lo agradeció y le dijo, “son tus alas, por favor úsalas tú, y no hables a nadie de lo sucedido, que nadie se entere”, y lo dijo no por vergüenza sino porque lo suyo no era ser rencoroso.
Después de vagar por horas, por fin el tonto encontró un hotel que seguro sirvió de inspiración a los creadores de La Cabaña del Tío Chueco y la Casa de los Sustos; también era similar a estos atractivos de diversión la fila para hacer check in: ¡20 minutos de fila! . El tonto tuvo que simular que era un zombie más haciendo la cola, un zombie tonto ¡por supuesto! estuvo el tonto de la colina a un triz de convertirse en el tonto de la colona.
Por fin le dieron la llave de una habitación escondida en… no sabe todavía dónde, sólo sabe que después de bajar a recepción un par de veces, le tomó 10 minutos llegar. Caminando por los oscuros pasillos se cruzó con otros tontos que como él iban y venían sin encontrar su habitación, sin estrellas en el firmamento ni brújula que los guiara. Después de veinte minutos de fila más diez de intensa búsqueda, el tonto de la colina llegó por fín a una habitación infrahumana de dos mil setecientos pesos.
El tonto rogó que el Internet sirviera, para él era muy importante que así fuera, porque nunca como esa noche tenía tan claro el mensaje que su padre le transmitió cuarenta años antes y sólo quería corroborarlo:
Hay en el mundo personas malignas que querrán que no seas feliz. Sé feliz, si
n importar cuán tonto parezcas. Quien pelea con su hermano sólo puede esperar la desgracia, precisamente por eso Felipe fue desgraciado.Encontró el tonto en you tube la canción que hace años no escuchaba. Rompió en llanto y carcajadas, lágrimas, ruidos guturales y secreciones… no importa lo tonto que fuera, era feliz.
Si hace cuarenta años hubiera enternecido Herodes, hoy hubiera estremecido al mismísimo Kim Jong-il y a su descendencia.
He never listens to them
He knows that they're the fools
Gracias línea aérea barata