Liderazgo, la Retórica de Aristhoteles.
Atrapados en un Clásico.
Se dice que cuando una persona con capacidad de liderazgo está al frente de una organización, esa organización tendrá menos problema para reclutar y retener colaboradores.
Y ya.
Con 26 palabras resolvimos el problema de falta de personal y rotación en la hotelería, concluyendo que el problema de fondo de nuestra industria es la carencia de líderes.
¿La anterior afirmación no le provocaría escozor de conciencia a algún jefe hotelero?
Y mientras se rasque la conciencia:
¿Pasará por la mente de ese jefe la posibilidad de que tenga (por lo menos cierta) responsabilidad por la falta de personal con interés en trabajar en su industria? ¿o que tal vez tenga algo que ver con el exceso de rotación en su departamento, hotel u organización?
¿Y si la solución a estos y otros problemas como la indisciplina, la falta de interés y de iniciativa de sus colaboradores, vocación de servicio, etc., estuviera en el liderazgo de los jefes?
No lo sé, pero si usted tiene alguna jefatura de hotel, tal vez sea el momento de preguntarse si está haciendo los esfuerzos necesarios para formarse como líder.
Sí, efectivamente hay muchas circunstancias en contra.
En primer lugar, por lo heterogéneo (diverso) de sus trabajadores, la hotelería es más difícil de liderar que muchas otras industrias. Los cursos y talleres de liderazgo son breves y genéricos, por lo que el aprendizaje y la práctica debe ser autodidacta y con un alto nivel de enfoque, autonomía y autocrítica. Por otro lado, la naturaleza de la hotelería es sumamente demandante (365/24/7), quedando poco margen para usted mismo. Perfeccionar su liderazgo requerirá de esfuerzo (después de agotadoras jornadas) y tiempo (el que nunca le sobra).
¡Ya le di pretextos de sobra como para que se quede donde está y siga lamentándose de su mala suerte! ¡Quejándose de los millennials! ¡Y de nosotros los baby boomers que le dejamos una mala herencia! ¡Echando culpas al home office y al covid! ¡A la tecnología! Y a la maldita competencia.
Pero si ya leyó hasta aquí, es que tuvo 5 minutos para usted mismo, y mi objetivo ahora, es que sean los 5 minutos más productivos de su día.
Hagámoslo a través de un clásico griego: Aristóteles.
Comencemos por estar de acuerdo en que un líder puede formarse y perfeccionarse, independientemente de que posea rasgos en su personalidad (temperamento-carácter) que refuercen su capacidad de liderazgo.
Reconozcamos que “el mayor valor de la vida no es lo que usted consigue, el mayor valor de la vida es en lo que usted se convierte” (Jim Rohn) y convertirse en el líder que usted quiere ser nunca será producto de un “abra-kadabra”, se necesita tiempo (toda la vida) y esfuerzo (toda la energía).
Finalmente, acordemos que el objetivo de un líder es persuadir. El líder quiere persuadir a sus colaboradores de que no existe otro mejor lugar en el mundo para trabajar que con él. Por eso lo buscan y por eso permanecen a su lado.
Aristóteles llama retórica al arte de persuadir. Según Aristóteles, para persuadir se necesitan conocimiento (logos), emoción (pathos) y ética (ethos). Como todo arte, la retórica se puede practicar y perfeccionar con tiempo y esfuerzo.
Para persuadir usted necesita conocimiento (logos). Saber qué quiere lograr y cómo lo hará, a dónde quiere llevar a sus seguidores, saber en qué quiere convertirse y ofrecer argumentos lógicos y razonables. Pero saber y conocer más, y más que los demás, no es suficiente.
Por mucho que usted sepa (logos), sin emoción (pathos) no enganchará a sus seguidores, necesita emocionarlos. La emoción se basa en empatizar, en hacerse reconocer como uno más, demostrando que siendo parte del grupo es el más comprometido. Ser el primero en llegar, el último en retirarse. Estar en el frente de batalla dispuesto a recibir las primeras flechas del enemigo. Ser compasivo; sentir en carne propia el dolor de sus seguidores. El líder persuade hablando horizontalmente (de igual a igual), nunca verticalmente (de monarca a súbdito).
Porque soy como tú (pathos), pero sé más que tú (logos), te guiaré por un camino no sólo bueno, sino mejor, es aquí en donde encaja ethos. Los seguidores serán convencidos por su líder de que al final del camino encontrarán un bien mayor y más satisfactorio, y saben que el esfuerzo para lograrlo valdrá la pena.
Desde que nuestros más antiguos antepasados salieron de África en búsqueda de una mejor vida, han existido los líderes; el liderazgo es propio del zoológico social, así nos lo explicó hace 2400 años Aristhoteles, dejándonos por el día de hoy… Atrapados en un clásico.